La encuesta evidenció una actitud positiva hacia el proyecto de huerta familiar urbana. La mayoría de los participantes mostró interés en aprender y participar en el cultivo de alimentos saludables. Un 72 % de las familias tiene o ha tenido huerta, principalmente con hortalizas y plantas medicinales.
Los resultados también mostraron que la huerta fortalece la conciencia ambiental, mejora el bienestar emocional y promueve la unión familiar. Más del 60 % considera que contribuye al cuidado del medio ambiente y el 70 % reconoce su valor educativo y emocional.
Los docentes valoran el proyecto como una herramienta pedagógica importante, aunque se identifican retos como la falta de continuidad, el poco uso del compostaje y la necesidad de más formación ambiental.
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